En esta cuarta parte, se explica por qué Jesucristo ordenó a sus discípulos esperar hasta que la promesa del Espíritu Santo se cumpliera en ellos. Para cumplir los mandamientos del Señor con gozo y paz en sus corazones, necesitaban una experiencia real con Cristo y el fuego interior que los impulsara a entender las Buenas Nuevas. La llenura del Espíritu Santo fue una experiencia constante de la iglesia neo-testamentaria y su poder la fortalecía. Todos los creyentes debían experimentar la llenura del Espíritu Santo, y Pablo exhortó a los creyentes en Efeso a ser llenos del Espíritu.
# Espíritu Santo
El Espíritu Santo es esencial para cualquier experiencia con Cristo, ya que es el único que puede dar vida y capacitar a una persona para continuar en la obra salvífica de extender el Evangelio. Es necesario nacer de nuevo para vivir en Cristo y recibir una nueva naturaleza por el poder y amor del Espíritu de Dios. El Espíritu Santo alimenta y fortalece nuestra nueva vida, nos hace limpios y nos aparta para el servicio santo de Dios. En resumen, la obra del Espíritu Santo es esencial para cualquier experiencia personal con el Cristo viviente.
Jesús quería que sus seguidores le obedecieran para encontrar una experiencia más profunda en su Espíritu y conocer el verdadero amor de Dios. La vida de Jesucristo fue una vida de dar, siempre estaba dando de lo que Su Padre le había dado. El amor es así, siempre dando, y es el amor que debemos de dar sin ninguna medida por los demás. Debemos dar lo que nos ha dado Cristo, y no solo espiritualmente, sino en toda necesidad lo material así nos haga falta a nosotros mismos.