En esta cuarta parte, se explica por qué Jesucristo ordenó a sus discípulos esperar hasta que la promesa del Espíritu Santo se cumpliera en ellos. Para cumplir los mandamientos del Señor con gozo y paz en sus corazones, necesitaban una experiencia real con Cristo y el fuego interior que los impulsara a entender las Buenas Nuevas. La llenura del Espíritu Santo fue una experiencia constante de la iglesia neo-testamentaria y su poder la fortalecía. Todos los creyentes debían experimentar la llenura del Espíritu Santo, y Pablo exhortó a los creyentes en Efeso a ser llenos del Espíritu.